Nunca jamás me cansare de afirmar que una de las taras del proceso Bolivariano es la incultura estructural; es decir esa maña que no se quien carajo nos metió a los venezolanos en la cabeza; esa manía de trampear, de ser más vivos que los demás y de ser caribe para diferenciarnos de los Bobos; esa carrera loca de tener cobres a como dé lugar y no importando llevarnos cualquier cosa por delante; amigos, familia, compatriotas o escuálidos; pareciendo que lo más importante es “primero yo que mi padre en las puestas del cielo” y es mejor jalar bolas que jalar escardilla.
Y es que la golpista viveza no es otra cosa que un endemoniado egoísmo atornillado en los tuétanos de todos por igual de los pobres y de los ricos, de los chavistas y de los que no lo son y solo puede exorcizarla la formación cultural que convierte a los “vivos “en cuadros políticos El exorcismo de los demonios y las bajas pasiones que cobran vida material en el sálvense quien pueda debe ser vital para el proceso de cambio social que aún gatea en Venezuela. Estas conductas egoístas, sectarias y malévolas se palpan en la gente en situaciones tan sencillas como la venta de pacas de cemento que implementa el gobierno en cualquier sitio del país; allí no es extraño observar que voceros de poder popular organizado adquieren el producto a un precio y al voltear de la esquina lo están vendiendo por viveza a precios especulativos. Y eso es corrupción popular organizada; es viveza golpista incrustada en tipos y tipas a los que el eslogan los señala como los poseedores del poder en la sociedad futura o por construir. No sabría decirlo porque desconozco cuantas generaciones de venezolanos y de venezolanas tendrán que dejar sus huesos en los camposantos para que esta sociedad sea lo suficientemente gratificante y lo menos egoísta y tramposa posible. Es verdad que el capitalismo es quien engendra esos bichos en la testa de la gente; pero hasta ahora muchos de esas gentes con los bichos en la cabeza pretenden ser los conductores del proceso de cambio.
Como decía Cherry Navarro en su canción “esas son las cosas que me alejan de ti” me alejan de los vivos que están arrastrando sus vicios a lo largo de un camino que no tiene camposanto.
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